Desplazamientos

El número de personas desplazadas ha alcanzado su nivel más alto desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Las personas desplazadas vienen a menudo de las regiones más pobres y desatendidas del mundo, y su vulnerabilidad se ve exacerbada cuando el desplazamiento las priva de educación.

CREDIT: Petterik Wiggers/UNHCR. Refugee children from Ethiopia and Somalia attend schools in a refugee camp close to the Djibouti-Somalia border.

Hay 19,9 millones de refugiados bajo la protección de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), de los cuales alrededor del 52% son menores de 18 años. Hay 5,4 millones de refugiados palestinos bajo la protección del Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente (OOPS). Cerca del 39% de los refugiados viven en campamentos administrados, autoestablecidos o de tránsito o en centros colectivos, principalmente en el África Subsahariana. La mayoría de los restantes reside en viviendas individuales en zonas urbanas.

Además, 40 millones de personas están desplazadas internamente (PDI) como resultado de diversos conflictos. La mayoría de ellas se encuentra en la República Árabe Siria; 19 millones más han debido desplazarse como consecuencia de catástrofes naturales; la mayor parte de esta población se halla en China.

La vulnerabilidad de las personas desplazadas se ve exacerbada cuando son privadas de educación

La educación de las personas desplazadas es inferior en términos de acceso y calidad

Es difícil determinar el estado de la educación de las personas desplazadas, pero la ACNUR estima que la tasa de matriculación de refugiados era del 61% en la escuela primaria y el 23% en la escuela secundaria. En los países de bajos ingresos, los índices eran inferiores al 50% en primaria y el 11% en secundaria (figura 3). Globalmente, cerca de 4 millones de refugiados de 5 a 17 años de edad no iban a la escuela en 2017.

Las tasas de matrícula de los refugiados pueden variar considerablemente según los países. En 2016, la tasa bruta de matriculación en secundaria de los refugiados en Etiopía variaba según los distritos, del 1% en Samara al 47% en Jijiga. En el Pakistán, en 2011, la tasa neta de matrícula de los refugiados afganos en la escuela primaria (29%) era inferior a la mitad de la tasa nacional (71%), y la de las niñas refugiadas afganas (18%) era no solo inferior a la de los varones (39%) sino también menos de la mitad de la tasa de asistencia de las niñas a la escuela primaria en el Afganistán. Los refugiados llegan a menudo a zonas desatendidas de los países de acogida. Los refugiados de Sudán del Sur que llegan a Uganda se establecen en la subregión pobre del Nilo Occidental, donde la tasa de matrícula en la escuela secundaria era inferior a la mitad de la tasa nacional en 2016.

No se dispone de mucha información acerca de la calidad de la educación de los refugiados, pero los datos disponibles brindan un panorama sombrío. En el campamento de refugiados de Dadaab (Kenya), el 8% de los maestros de escuela primaria eran docentes certificados por el Estado, y 6 de cada 10 maestros no tenían formación alguna.

Figura 3: Solo el 11% de los adolescentes refugiados en países de bajos ingresos están inscritos en la enseñanza secundaria

ES DIFÍCIL SEGUIR LA TRAYECTORIA EDUCATIVA DE LOS DESPLAZADOS INTERNOS

En muchos países afectados por conflictos, el desplazamiento interno ha puesto a prueba unos sistemas educativos que ya enfrentaban muchas dificultades. En el noreste de Nigeria, la evaluación más reciente de las necesidades educativas encontró que de 260 establecimientos escolares, el 28% había sido dañado por balas, proyectiles o metralla, el 20% había sido incendiado deliberadamente, el 32% había sido saqueado y el 29% se encontraba próximo a grupos armados o militares.

La ACNUR informó que, en enero de 2018, había 1,8 millón de personas desplazadas internamente en Ucrania. En Dnipro, Kharkiv, Kiev y Zaporizhzhia, que albergan la mayor cantidad de desplazados internos, las instituciones educativas carecen de aulas y recursos. En respuesta, el gobierno creó más plazas escolares, trasladó universidades estatales fuera de las regiones en conflicto, simplificó los procedimientos de admisión, cubrió los gastos de matrícula y proporcionó incentivos a los desplazados internos, incluyendo préstamos y libros de texto.

Las catástrofes naturales también perturban la educación, especialmente en Asia y el Pacífico. Filipinas sufre una media anual de 20 tifones; el país está asimismo altamente expuesto a erupciones volcánicas, terremotos y deslizamientos de tierras. El gobierno ha tomado medidas para reducir el riesgo de catástrofes, y la existencia de escuelas resistentes a los tifones y provistas de recursos educativos condujo a un aumento promedio de 0,3 años en la educación.

 


Es preciso incluir a los refugiados en los sistemas nacionales de educación

Cuando se encuentran en situación de crisis, la respuesta refleja de los gobiernos consiste en suministrar educación a las poblaciones refugiadas en un sistema paralelo. No obstante, el consenso general indica que esta no es una solución sostenible. El desplazamiento es a menudo prolongado. Los sistemas paralelos carecen por lo general de docentes cualificados. Los exámenes no dan lugar a certificados. Las fuentes de financiación pueden interrumpirse de forma repentina.

La estrategia mundial de educación 2012–2016 de la ACNUR instó por primera vez a los países a brindar a los niños refugiados acceso a oportunidades de aprendizaje acreditadas y certificadas, para permitir una continuidad educativa. Esto apunta a incluir a los refugiados en el sistema nacional de educación, de modo tal que aprendan en la misma aula con los niños del país de acogida después de un breve período de clases de recuperación, de ser necesario, para prepararlos a entrar en la escuela en el grado adecuado en función de su edad. Pero el grado de inclusión de los refugiados varía según los contextos del desplazamiento. La geografía, la historia, la disponibilidad de recursos y la capacidad del sistema influyen en la evolución de la inclusión.

En algunos casos, el progreso de la inclusión ha sido gradual. Turquía, que alberga a 3,5 millones de refugiados, acreditó en una primera etapa a escuelas no públicas como centros de educación temporales, luego las clasificó como escuelas de transición, y para 2020 incluirá a todos los niños sirios en las escuelas públicas.

En otros casos, el compromiso del gobierno ha sido intermitente. En la República Islámica del Irán, la política de inclusión de los refugiados afganos ha experimentado retrocesos ocasionales a lo largo de cuarenta años. En otros casos, la inclusión no se logra completamente a pesar de la existencia de un compromiso en ese sentido. Puede suceder que los refugiados compartan el plan de estudios, la evaluación y el idioma de impartición del país de acogida, pero que se los incluya solo en parte a causa de la separación geográfica, como en los campamentos de Kenya, o por limitaciones de capacidad, como en las escuelas de doble turno en el Líbano y Jordania. Incluso países con más recursos, como Grecia, han tenido dificultades para brindar educación a los refugiados a través del sistema nacional. En diversos contextos, la educación de los refugiados sigue impartiéndose por separado. El sistema educativo palestino es un caso único. Los refugiados de Burundi en la República Unida de Tanzania y los refugiados Karen de Myanmar en Tailandia concurren a escuelas separadas, informales y comunitarias, o a escuelas privadas.

El grado de inclusión de los refugiados varía según los contextos del desplazamiento, dependiendo de la geografía, la historia, la disponibilidad de recursos y la capacidad del sistema

DEBEN SUPERARSE DIVERSOS OBSTÁCULOS PARA LA INCLUSIÓN

Las dificultades relacionadas con la inclusión de los refugiados en los sistemas educativos nacionales se manifiestan de forma más aguda en contextos donde la capacidad es insuficiente y hay una gran necesidad de coordinación y planificación. Los planes deben tomar en cuenta problemas que abarcan, entre otros aspectos, la falta de documentación, un dominio limitado del idioma, interrupciones de los estudios y pobreza. El Instituto Internacional de Planificación Educativa de la UNESCO ha elaborado orientaciones para planes educativos de transición que se centran en las necesidades inmediatas e incorporan a los refugiados y desplazados internos. El Chad fue el primer país que desarrolló un plan de este tipo en 2013. En 2018, el gobierno convirtió 108 escuelas de 19 campamentos y asentamientos de refugiados en escuelas públicas ordinarias.

Los refugiados carecen a menudo de documentación, lo que dificulta el acceso a los sistemas educativos nacionales. En Jordania, los refugiados necesitaban una “tarjeta de servicio” para ir a la escuela, y para obtenerla se requería un certificado de nacimiento. A fines de 2016, Jordania empezó a permitir la inscripción de los niños en las escuelas públicas sin tarjetas de servicio.

La falta de conocimiento del idioma local es otra barrera. Los refugiados de Burundi en Rwanda ingresan a un curso de orientación integral que puede durar hasta seis meses y entran a las escuelas públicas cuando alcanzan un nivel adecuado de inglés. Las clases preparatorias, como las existentes en Alemania, pueden ser útiles, pero si duran mucho tiempo pueden alejar a los refugiados del sistema educativo. Las necesidades lingüísticas de los refugiados abarcan no solo la comunicación verbal, sino también prácticas no verbales que solo se pueden aprender si las personas interactúan con las comunidades de acogida.

Para ayudar a los niños desplazados a acceder o reingresar al sistema educativo, se necesitan distintos tipos de programas: de transición, correctivos, de recuperación y de educación acelerada. El programa de aprendizaje acelerado del Consejo Noruego para los Refugiados en Dadaab condensa en cuatro años el plan de estudios de Kenya de ocho años, con múltiples puntos de entrada y salida. Ha aumentado el acceso de los varones, no tanto el de las niñas. Idealmente, dichos programas deberían ser proporcionados por los gobiernos e incorporados en los planes del sector educativo.

Aun cuando la educación es gratuita, puede haber otros costos altos, como los libros de texto y el transporte. Un proyecto piloto en el Líbano, que brindaba un pago en efectivo para cubrir los gastos de transporte y compensar la pérdida de ingresos cuando los niños asistían a la escuela en lugar de trabajar, aumentó la asistencia entre 0,5 y 0,7 días por semana, es decir alrededor de un 20%. El gobierno de Turquía extendió a los refugiados las transferencias condicionales de dinero en efectivo, que benefician en 2018 a 368 000 niños sirios.

La falta de la documentación necesaria, las barreras lingüísticas, la interrupción de los estudios y los costos ocultos pueden dificultar la inclusión plena

LOS MAESTROS SON LA CLAVE DE UNA INCLUSIÓN EXITOSA

Hay escasez de maestros, particularmente de maestros cualificados, en todas las configuraciones del desplazamiento. La inscripción de todos los estudiantes sirios en Turquía requeriría alrededor de 80 000 docentes más. En Alemania, se necesitan 18 000 educadores y 24 000 maestros adicionales. Uganda necesita 7 000 maestros de escuela primaria adicionales para la educación de los refugiados. Una remuneración equitativa y predeMeta es una condición necesaria para proveer, contratar, retener y motivar a un número suficiente de docentes. Sin embargo, los gobiernos y los interlocutores humanitarios, con presupuestos limitados y ciclos de financiación de corto plazo, no siempre pueden pagar los costos salariales. Se recurre con frecuencia a maestros voluntarios, a menudo refugiados, pagándoles estipendios, pero la disparidad de salario entre los docentes puede generar tensiones.

Los maestros que trabajan con poblaciones desplazadas necesitan formación para hacer frente a clases atestadas, multilingües o con alumnos de diferentes edades, pero a menudo reciben solo un apoyo esporádico. En el Libano, el 55% de los maestros y del personal habían participado en sesiones de formación profesional en los últimos dos años, pero la presencia de niños refugiados incidía en su labor cotidiana de enseñanza. En el campamento de Kakuma (Kenya) los mecanismos de apoyo a los maestros van de los estudios con diplomas y certificados que ofrece una universidad nacional a un curso no formal, sin certificación por el momento, para maestros de escuela primaria en crisis, desarrollado por la Red Interinstitucional para la Educación en Situaciones de Emergencia.

Los docentes refugiados son a menudo excluidos de los programas nacionales de formación debido a la normativa profesional sobre el derecho al trabajo. Algunos países promueven el regreso al trabajo de los maestros refugiados. El Chad ha capacitado y certificado a maestros sudaneses para que trabajen en sus escuelas. En Alemania, el Programa de Docentes Refugiados de la Universidad de Potsdam tiene como objetivo permitir que los maestros refugiados sirios y de otros orígenes vuelvan al aula.

Las tasas de prevalencia de trastornos causados por el estrés postraumático entre los alumnos oscilan entre el 10% y el 25% en los países de altos ingresos y alcanzan un 75% en los países de ingresos bajos y medios. Cuando no se tiene acceso a servicios de salud mental infantil, la escuela puede ser el único lugar donde se puede obtener dicha ayuda. Sin embargo, las intervenciones escolares requieren terapeutas especialmente capacitados y superan las capacidades de los maestros. En cambio, los docentes pueden proporcionar apoyo psicosocial al crear un ambiente seguro y propicio a través de su relación con los alumnos y de actividades psicosociales estructuradas. Necesitan formación profesional acerca del manejo del aula y los mecanismos de remisión.

 

LOS REFUGIADOS NECESITAN EDUCACIÓN PREESCOLAR

Se necesitan intervenciones apropiadas, incluyendo educación y atención de la primera infancia. Estas son cruciales para niños pequeños que viven en contextos violentos y carecen de entornos estables, propicios y enriquecedores. Sin embargo, en muchas situaciones de desplazamiento, las necesidades de aprendizaje temprano no son atendidas.

Un estudio de ocho países de ingresos altos y medios altos indica que las respuestas a las necesidades de los refugiados y solicitantes de asilo más pequeños han sido “extraordinariamente débiles”, lo que refleja una falta de prioridad en las políticas nacionales y responsabilidades difusas en materia de planificación y ejecución. Un examen de 26 planes de respuesta humanitaria y de refugiados muestra que cerca de la mitad no mencionan el aprendizaje o la educación de los niños menores de 5 años, y menos de un tercio mencionan específicamente la educación preescolar o la atención y educación de la primera infancia.

Las ONG llenan a menudo el vacío. El Comité Internacional de Rescate lanzó con carácter experimental un programa de formación de docentes preescolares, llamado “Healing Classrooms” (Aulas Saludables) para niños congoleños en los campamentos de Burundi y la República Unida de Tanzania. El programa fue adaptado para el Líbano en 2014, donde está ahora al servicio de 3 200 niños en edad preescolar y ha capacitado a 128 docentes. Después de la prueba piloto de cuatro meses, los participantes de 3 años habían mejorado sus habilidades motrices y socioemocionales, las funciones ejecutivas y las primeras nociones de lectoescritura y cálculo.

Algunos países han establecido alianzas con múltiples actores locales y organizaciones no gubernamentales. El gobierno de Etiopía apoya a tres de cada cinco niños refugiados de 3 a 6 años de edad en 80 centros de atención y educación de la primera infancia situados en campamentos y en 150 jardines de infantes privados y públicos en Addis Abeba. El gobierno alemán ha adoptado un plan integral para la educación de los refugiados y solicitantes de asilo, asociándose con actores subnacionales, y planea invertir casi 400 millones de euros en 2017–2020 para ampliar sus programas y contratar más personal de atención y educación de la primera infancia.

LA EDUCACIÓN DE LOS REFUGIADOS CON DISCAPACIDAD PRESENTA PARTICULARES RIESGOS

Los instrumentos jurídicos internacionales garantizan los derechos educativos de los niños refugiados con discapacidad, pero existen muy pocas disposiciones concretas para llevarlos a la práctica. Las discapacidades solían evaluarse mediante identificación visual, evaluación médica o información voluntaria, lo que condujo a subestimar en gran medida la naturaleza y la tasa de discapacidades entre las poblaciones desplazadas. Los mecanismos más recientes utilizan preguntas sistemáticas basadas en la funcionalidad, como las desarrolladas por el Grupo de Washington.

La experiencia de la discapacidad puede variar ampliamente según el impedimento y las adaptaciones disponibles. Un estudio relativo a afganos en el Pakistán reveló que las discapacidades visuales no impedían ir a la escuela (52% de asistencia), mientras que aquellos con dificultades de cuidado personal tenían menos probabilidades de escolarización (7,5%).

La falta de accesibilidad física, tanto en términos de distancia como de instalaciones, y la escasa capacitación de los docentes son obstáculos importantes para los niños refugiados con discapacidad, como se observó en Indonesia y Malasia. Hay pocas escuelas especializadas, o ninguna, en las localidades donde se encuentran los desplazados, y por lo general no son gratuitas. A veces las personas ocultan las discapacidades o no informan suficientemente sobre ellas porque temen la estigmatización social o el rechazo por parte de las autoridades gubernamentales o de inmigración. Sin embargo, estas dificultades pueden ser solucionadas. Los nuevos campamentos de refugiados, en Jordania por ejemplo, integran cada vez más infraestructuras accesibles.

Es esencial identificar los puntos fuertes de las comunidades de refugiados y de acogida e interactuar con ellas. Un proyecto de la Unión Nacional de Personas con Discapacidad de Uganda, organización que confedera a otras asociaciones, apunta a involucrar a los refugiados con discapacidad en actividades de desarrollo. La Asociación Nacional de Sordos de Uganda dirige escuelas para niños con discapacidad auditiva cerca de dos asentamientos de refugiados.

En las localidades donde se encuentran los desplazados hay pocas escuelas especializadas, o ninguna, y por lo general no son gratuitas

LA TECNOLOGÍA PUEDE SERVIR DE APOYO A LA EDUCACIÓN DE LAS PERSONAS DESPLAZADAS

El desplazamiento forzado a menudo desborda las capacidades de los sistemas educativos. Las soluciones tecnológicas, con su escalabilidad, velocidad, movilidad y portabilidad, pueden ayudar a compensar la falta de recursos educativos convencionales. El programa Instant Network Schools, una iniciativa conjunta de la ACNUR y Vodafone, llega a más de 40 000 alumnos y 600 maestros en la República Democrática del Congo, Kenya, Sudán del Sur y la República Unida de Tanzania, proporcionando acceso a Internet, electricidad y contenidos digitales.

Un problema frecuente en este tipo de intervenciones es que los recursos proporcionados a menudo no se corresponden con los programas de estudio nacionales. Hay algunas excepciones, como la plataforma Tabshoura (“Tiza”) en el Líbano, que proporciona recursos en línea para la educación preescolar acordes con el plan de estudios 2015. Disponible en árabe, inglés y francés, se basa en Moodle, un sistema de gestión del aprendizaje.

La tecnología también puede brindar apoyo psicosocial. Ideas Box (“Caja de ideas”), un paquete desarrollado por la ONG Bibliotecas Sin Fronteras y la ACNUR, incluye recursos informativos y culturales, junto con contenidos educativos. Una evaluación cualitativa en dos campamentos de Burundi que acogen refugiados congoleños puso de manifiesto un efecto positivo sobre la resiliencia.

La mayoría de los programas apoyan el desarrollo profesional de los docentes. En Nigeria, un proyecto de la UNESCO en asociación con Nokia, dedicado a la formación de los docentes, ayudó a los maestros de primaria a planificar sus clases, hacer preguntas estimulantes, suscitar respuestas reflexivas y evaluar a los alumnos de las clases de alfabetización y lengua inglesa.

Las iniciativas tecnológicas tienen sus dificultades. Requieren por lo general una inversión inicial elevada, y no todo el mundo tiene acceso adecuado a la electricidad y la conectividad. Es importante destacar que la tecnología no puede ser un sustituto a la escolarización formal. Las organizaciones internacionales deberían velar por una mejor coordinación de las iniciativas y por que estas estén al servicio del objetivo último, es decir integrar a los refugiados en los sistemas nacionales de educación.

DIVERSAS INICIATIVAS RELATIVAS A LA EDUCACIÓN SUPERIOR TIENEN EN CUENTA A LOS REFUGIADOS

Las oportunidades de acceder a la educación superior aumentan las posibilidades de empleo de los refugiados y contribuyen a la matriculación y retención escolar en los niveles primario y secundario. Sin embargo, se estima que solo el 1% de los refugiados accede al nivel terciario. El acceso se descuida con frecuencia en situaciones de emergencia y es objeto de atención coordinada solo en casos de desplazamiento prolongado. A menudo se considera que los derechos de los refugiados a la enseñanza superior se limitan como máximo a la no discriminación.

Las iniciativas tecnológicas pueden llegar a las poblaciones desplazadas. El Consorcio de Aprendizaje Conectado en Crisis, puesto en marcha por la ACNUR y la Universidad de Ginebra, combina aprendizaje presencial y en línea y ha llegado a 6 500 estudiantes desde 2010.

Hay diversos programas internacionales de becas para los refugiados, como el Fondo Alemán de Iniciativa Académica para los Refugiados Albert Einstein (DAFI por sus siglas en alemán), que ha brindado apoyo a los refugiados a través de la ACNUR desde 1992. La cobertura geográfica cambia en función de los flujos de refugiados y las necesidades educativas. Actualmente, los programas más grandes se desarrollan en Etiopía, la República Islámica del Irán, Líbano y Turquía.

Otros programas de becas ofrecen oportunidades para estudiar en países de altos ingresos. El Programa de Estudiantes Refugiados del Servicio Universitario Mundial del Canadá apoya a los comités universitarios que desean patrocinar a un refugiado con miras a su reasentamiento y estudios en la institución. Desde 1978, ha llevado a más de 1 800 refugiados de 39 países a más de 80 universidades y centros de educación superior en todas las regiones del Canadá.

Los académicos también pueden necesitar apoyo. Scholars at Risk (Académicos en Riesgo) obtiene cargos temporales de investigación y docencia para académicos que necesitan protección. El Consejo para Académicos en Riesgo (CARA, por sus siglas en inglés) del Reino Unido brinda apoyo urgente, en particular a los académicos que se encuentran en peligro inmediato en sus países.

Los beneficios del apoyo deberían extenderse a la comunidad en general. Las becas del Fondo DAFI consideran a las comunidades de origen como beneficiarias, más allá del destinatario de la beca. Las redes de apoyo a los académicos refugiados también pueden promover el desarrollo de capacidades. El CARA ha iniciado programas encaminados a reconstituir capacidades de investigación y enseñanza en el Iraq, la República Árabe Siria y Zimbabwe.

Solo el 1% de los refugiados acceden a la educación terciaria

Los desplazados internos suelen enfrentar problemas educativos similares a los de los refugiados

Si bien los Principios Rectores de los Desplazamientos Internos de las Naciones Unidas afirman que toda persona tiene derecho a la educación, las capacidades y la política obstaculizan tanto el reconocimiento del problema como la coordinación de las posibles soluciones. Las respuestas jurídicas, educativas y administrativas a las dificultades educativas de los desplazados internos se asemejan a menudo a las indicadas para los refugiados.

El gobierno de Colombia, país donde vivían en 2017 6,5 millones de desplazados internos, se ha centrado en el marco de protección legal. En 2002, el Tribunal Constitucional ordenó a las autoridades educativas municipales que diesen a los niños desplazados un acceso preferencial a la educación. En 2004, el Tribunal declaró que se estaban violando los derechos fundamentales de los desplazados internos, incluyendo el derecho a la educación.

El desplazamiento entraña a menudo la interrupción de la trayectoria educativa de niños y adolescentes; estos necesitan apoyo para reingresar en el sistema educativo. En el Afganistán, la ONG Children in Crisis (Niños en Crisis) dirige un programa comunitario acelerado para ayudar a los alumnos desplazados internos no escolarizados que viven en asentamientos precarios en Kabul y sus alrededores a terminar el 6° grado y pasar al sistema de enseñanza oficial.

Los docentes desplazados dentro del país permanecen a menudo bajo la supervisión administrativa de su distrito de origen, por lo cual les resulta prácticamente imposible cobrar sus salarios, como se observa en la República Árabe Siria. En el Iraq, 44 asociados proporcionan servicios en 15 provincias y prestan apoyo a unos 5200 maestros mediante estipendios o incentivos, pero la falta de coordinación ha causado deficiencias en el servicio, disparidad de remuneración entre las distintas categorías de docentes y tensión entre los asociados.

 

Los docentes desplazados dentro de su país a menudo se enfrentan a riesgos y obstáculos administrativos, por lo cual les resulta prácticamente imposible cobrar sus salarios

Las catástrofes naturales y el cambio climático requieren que los sistemas educativos estén preparados y sean reactivos

Los planes del sector educativo deben tener en cuenta los riesgos que conllevan las catástrofes naturales: pérdida de vidas, daños a las infraestructuras y desplazamientos, y velar por que los servicios educativos se vean perturbados lo menos posible, desde la respuesta de emergencia hasta la recuperación. En 2017, la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres y la Alianza Mundial para la Reducción del Riesgo de Desastres y la Resiliencia en el Sector Educativo publicaron un marco actualizado de Seguridad Integral Escolar. Sus tres pilares son instalaciones de aprendizaje seguras, gestión de catástrofes en la escuela y educación relativa a la reducción de riesgos y la resiliencia.

Muchas naciones insulares del Pacífico toman en cuenta los riesgos relacionados con el cambio climático en sus planes educativos. En 2011, la Declaración de Política y Directrices para la preparación para catástrofes y educación sobre situaciones de emergencia de las Islas Salomón apuntaba a hacer que los alumnos tuviesen acceso a entornos de aprendizaje seguros antes, durante y después de una emergencia, y que todas las escuelas identificasen espacios temporales de aprendizaje y enseñanza.

Dentro de algunos decenios, el clima puede ser uno de los principales motivos de desplazamiento. El Banco Mundial estima que 140 millones de personas se verán desplazadas debido al cambio climático de aquí a 2050. Para reducir la vulnerabilidad, algunos países ya están considerando respuestas políticas. La política de “migración con dignidad” del gobierno de Kiribati, que forma parte de una estrategia nacional de reubicación a largo plazo, tiene como objetivo mejorar el nivel de cualificación de la población y proporcionarle herramientas para acceder a oportunidades de trabajo decente en el extranjero, en ocupaciones tales como la enfermería.

 

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