Meta 4.2: Primera infancia

En torno a 2030, conseguir que todas las niñas y los niños tengan acceso a un desarrollo de su primera infancia, cuidado y educación preescolar de calidad con el fin de que estén listos para recibir la educación primaria

CREDIT: Refugee Trauma Initiative. Baytna brings children together at NRC community centre, Thessaloniki, Greece, 2018.

La atención y educación de la primera infancia son cruciales para el desarrollo cognitivo y socioemocional del niño y desempeñan una función de protección particularmente importante en entornos traumáticos de crisis. El indicador mundial de participación en la enseñanza organizada un año antes de la edad oficial de ingreso en la enseñanza primaria va desde cerca de un 42% en los países de bajos ingresos, hasta un 93% en los países de ingresos altos, con una media mundial del 69%; prosigue una tendencia al crecimiento lento pero constante. En cambio, la tasa bruta de escolarización en la enseñanza preprimaria, definida para un nivel de educación que dura apenas un año en algunos países y hasta cuatro en otros, ascendió al 50% en 2017 (figura 8).

Figura 8: Siete de cada diez niños asisten a centros de enseñanza preescolar un año antes de ingresar en la enseñanza primaria

El indicador mundial de participación en la enseñanza organizada un año antes de la edad oficial de ingreso en la enseñanza primaria va desde cerca de un 42% en los países de bajos ingresos, hasta un 93% en los países de ingresos altos, con una media mundial del 69%; prosigue una tendencia al crecimiento lento pero constante. En cambio, la tasa bruta de escolarización en la enseñanza preprimaria, definida para un nivel de educación que dura apenas un año en algunos países y hasta cuatro en otros, ascendió al 50% en 2017 (figura 8).

El otro indicador mundial sobre el desarrollo de la primera infancia se basa en el Índice de Desarrollo de la Primera Infancia del UNICEF, que se calcula utilizando principalmente datos de encuestas agrupadas de indicadores múltiples recopilados por el UNICEF, aunque este último está revisando actualmente la metodología del índice para corregir deficiencias, según un proceso que debería terminar a fines de 2018. Los resultados de los países que participaron en dos rondas de encuestas de indicadores múltiples durante cinco años indican que la proporción de niños de entre 3 y 4 años que van bien encaminados en el ámbito de la lectoescritura y aritmética aumentó en menos de un punto porcentual por año en promedio.

Sin embargo, estar “listo” para la escuela y “haber alcanzado un nivel de desarrollo acorde con la edad” son conceptos imprecisos, que se perciben de manera diferente en distintas partes del mundo. Los países pueden necesitar un mayor margen discrecional para aplicar medidas que respondan a sus necesidades y sean compatibles con sus estructuras institucionales y sus características culturales.

Existen pocos sistemas nacionales de seguimiento del nivel de preparación para la escuela. Más comúnmente, los países tienen marcos y procedimientos nacionales para el control del personal, la formación de los docentes, las instalaciones y las normas curriculares de los proveedores (por ejemplo, la Política Nacional de Atención y Educación de la Primera Infancia de la India, aprobada en 2013) o para evaluar el efecto de los programas (por ejemplo, el sistema nacional de información, componente del programa preescolar estadounidense Head Start). En el módulo de desarrollo de la primera infancia del enfoque sistémico del Banco Mundial para obtener mejores resultados educativos, solo 8 de 34 países de ingresos bajos y medios recopilaban datos sobre los niños en los cuatro ámbitos cubiertos (desarrollo cognitivo, lingüístico, físico y socioemocional).

En Sudáfrica, el Marco Nacional Curricular 2014 prevé evaluaciones informales, observacionales y continuas basadas en seis ámbitos de aprendizaje y desarrollo tempranos, sin asignar notas ni porcentajes, pero registrando el nivel de preparación para ingresar en la escuela primaria. Desde 2014, la ex República Yugoslava de Macedonia lleva registros del desarrollo de todos los niños que asisten a los centros de atención y educación de la primera infancia (AEPI).

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